Yoh-yoh-yoh
Infértiles chubascos de alegría
Sobre la ciénaga virgen de mis sueños
Efluvios perecederos de la mar de queméricos
Insinúan, insinúan solo el voluble culmen del tedio
Vampiro de mi espejo, pálido demiurgo
Del vórtice de importunos infortunios
Eclipsa las pérfidas espinas de los melifluos abismos
Al par que opaca los diluvios
Ignota gnosis exiliase allende mis orillas
Oh, soberbio Zeus custodio de la mistagogia
Yo, flébil sacrílego cordero
Sucumbo ante tus gárgolas tan sobrias
Ubres acres sin más ni más se me confieren
Humilde, pero tierna escarcha de lo eterno
No hay carámbanos ni lluvia ni dulce otoño
Para quien aún no responsabilízase de la verdad (¡el despierto!)
Desencripto el vértigo inconspicuo
De los santiamenes que minusvaloras
El resquicio de misterio en el nocturno
Temblequeo de las hojas
Encuentro arte en el tedio
Parsimonia en la impaciencia
Inauditas burbujas insospechadas de oro etereo
Oh, subrepticia providencia